TUROK: DINOSAUR HUNTER
FASE 1 - UN PASEO POR EL BOSQUE.
Cuando
sus ojos se acostumbraron a la espesa niebla y sus pulmones comenzaron a filtrar a regañadientes la pesada humedad, Turok
sacó su puñal y se dispuso a comenzar su angustiosa búsqueda. Apartó unos helechos gigantes, asustó a un par de monos juguetones,
se deshizo a navajazos del primer esbirro de Campaigner, y encaminó sus pasos hacia un estrecho puente de madera arriba, a
la derecha, observó en uno de los salientes una apetecible pistola que, desde aquel lugar, no podía alcanzar.
Ni
corto ni perezoso (en realidad, hacia tiempo que necesitaba un buen baño), se lanzó al agua en el lado izquierdo del puente
y se sumergió en sus turbias aguas. A los pocos segundos localizó una entrada subterránea que lo llevó hasta la pistola. Ahora
ya podía enfrentarse a los futuros enemigos con alguna garantía de éxito. Siguió el rastro de iconos de fuerza y escaló un
pequeño saliente, junto a la primera de las llaves del nivel 2. Cada nuevo escenario necesitaba un número variable de estas
llaves, escondidas en los más variopintos lugares.
Con
la primera a buen recaudo en el bolsillo, pisó una losa que había a la izquierda y esperó a que la barrera de troncos le mostrase
un nuevo camino. Al otro lado se encontró con el primero de los raptors. Se deshizo de él gracias a la pistola. Siguió el
rastro de iconos dorados(necesitaba cien para obtener una nueva reencarnación) y se deshizo de un puñado de soldados armados
con pistolas, rifles y cuchillos. Una de las paredes escalables del cañón situada en el lado izquierdo le llevó hasta la segunda
llave del nivel 2.
SECRETO:
Otra pared escalable, cerca de un árbol, esconde el rifle automático.
Ni
que decir tiene que también exploró todos los recodos y matorrales que iban aflorando a su paso, en busca de puntos de vida
y munición.
Tras
este pequeño entrenamiento, llegó al primer checkpoint o punto de chequeo, lo que significaba que ya no tendría que repetir
el recorrido, en el caso de que los enemigos acabasen con alguna de sus muchas vidas.
De
pronto, el paisaje cambió y se encontró ante una gran explanada. Dos rampas naturales subían hasta un nuevo nivel dominado
por una gran arco de madera. A sus espaldas, había una escalera que daba acceso una escopeta. El arco terminada en un teletransporte
custodiado por nuevos esbirros de Campaigner. Unos cuantos amagos, un par de tiros certeros, y Turok pudo introducirse en
él.
Al
cabo de unos minutos de carrera, se enfrentó al primer monstruo auténticamente aterrador: un purlin, especie de dinosaurio
con aspecto de oso dotado de unos puños demoledores. Gracias a las flechas explosivas acabó con su vida, liberándose al momento
la barrera que bloqueaba el camino.
Siguió
escalando escaleras y paredes, hasta que alcanzó el primer altar que le permitía grabar sus acciones anteriores, para no tener
que comenzar de nuevo su epopeya. Con las espaldas cubiertas, continuó por el camino de troncos hasta que llegó a un lago
de lava.
La
siguiente pulsación de una baldosa abrió una barrera situada enfrente de él, y otra más al fondo, a la izquierda. Se introdujo
por esta última y así se hizo con algunas balas explosivas que descansaban cerca de una escalera. La escaló, al igual que
otras dos más, hasta visionar una especie de isla solitaria situada en la cima.
SECRETO:
Tras subir la primera escalera, se puede saltar al agua desde uno de los bordes de la plataforma, para alcanzar un transportador
hacia una sala secreta. Estos transportadores aparecer en ciertos lugares, pero nunca en el mismo sitio. A veces, hay que
esperar un poco para que se materialicen. Las salas secretas están plagadas de trampas: cuchillas, rocas que caen del techo,
plataformas móviles... Si se superan, dan acceso a un montón de municiones, armas, puntos de vida y demás.
Después
de unos segundos de descanso, Turok saltó a la isla y cogió la última llave del nivel 2. Para felicitarlo, se materializó
otro purlin dispuesto a darle un cariñoso... puñetazo. Ni que decir tiene que Turok se deshizo de él y escaló una nueva colina,
hasta adentrarse en la primera de las muchas cuevas que sazonaban su memorable epopeya.
LOS
LEAPERS.
El
cazador de dinosaurios se había internado en los dominios de los leapers, unas escurridizas criaturas tan endebles que incluso
podía acabar con ellas utilizando su manejable puñal, para ahorrar munición. Empleó sus asombrosos poderes para materializar
un mapa automático en su mente (tecla TAB) y siguió el único camino, hasta una explanada donde se erigía un templo en ruinas.
En
el primer piso se escondía un medallón de invisibilidad espiritual, que le pondría las cosas más fáciles durante unos segundos.
Cerca del templo visionó un puente de troncos, predecesor de un nuevo checkpoint. También, tras una oleada de raptores y soldados
mutantes, descansaba un pilar con una escalera que llevaba hasta una plataforma adornada con cuatro pilares, refugio de un
nuevo teletransporte. Otro nuevo laberinto de cuevas servia de guarida a una legión de cucarachas, también neutralizables
con el socorrido cuchillo.
SECRETO:
Hacia adelante y hacia la izquierda, reposa un pozo que contiene un icono de restauración de vida.
En
el primer camino de la izquierda se encontraba otro teletransporte, la puerta hacia otro complejo de cuevas. Lo de complejo
es sólo una expresión, pues las únicas salidas conducían a una nueva llave (derecha) y uno nuevo teletransporte (izquierda).
Aquello ya se estaba convirtiendo en una costumbre, ya que después de atravesar un lago que escondía un rifle de asalto, volvió
a encontrarse con otro de esos pozos espaciotemporales. Fue así como llegó hasta un laberinto formado por círculos concéntricos.
Siguiendo los caminos por los que abundaban los árboles, adquirió una llave del nivel 3, una pieza del Chronoscepter, el arma
que le daría la victoria, y otro teletransporte. Arribó a la cima de una fortaleza subiendo dos escaleras, y se tiró por un
agujero que llevaba a unas oscuras cuevas. Cerca de una cascada saltó sobre unos pilares y encontró la última llave del nivel
3, junto a otro teletransporte. Sólo un nuevo purlin armado con un lanzallamas le separaba del Recinto Sagrado conocido como
"The Hub". Allí reposaban los ocho portales que daban acceso a todas las piezas del Chronoscepter, así como la guarida del
mismísimo Campaigner.
Turok
introdujo las llaves en los paneles de los niveles 2 y 3, grabó su situación en el altar cercano, y traspasó el Portal del
segundo de los escenarios.
FASE 2 - LA JUNGLA.
El
paisaje no había variado mucho, pues se parecía mucho al del recorrido anterior, solo que más denso.
SECRETO:
Al pisar la roca que hay nada más subir la cuesta, se elevan otros dos pilares cercanos a un rifle de asalto. También hay
más munición en la cima de una pared que se puede escalar, un poco más adelante.
Turok
siguió el único camino, hasta que llegó a un puente de troncos.
SECRETO:
Al llegar al primer agujero, saltar hacia un pequeño sendero situado abajo, a la derecha; esconde unas valiosas flechas.
Siguió
el puente y arribó a un túnel, en el lado izquierdo. Bajó todo lo que pudo y después volvió al puente de troncos. Esta vez
lo siguió hasta el final, emergiendo ante un esplendoroso templo en ruinas, donde se hallaba un triángulo rosa, que equivalía
a lo puntos de fuerza amarillos.
El
gran cañón terminaba en un checkpoint cerca de una villa infectada de soldados. A su izquierda, un gran lago escondía un laberinto
de cuevas sumergidas donde se hallaba la primera llave del nivel 4. Bastaba con tomar el camino de la derecha en todas las
bifurcaciones, para encontrarla. También había una nueva habitación secreta, plagada de trampas e imprescindibles "power.ups".
Tras
la recogida de la llave, arribó a otra villa, preludio de dos pequeños templos.
SECRETO:
El templo situado más abajo esconde unas cuevas que contienen flechas.
Aquello
debía ser el centro de alguna civilización, pues tras dejar atrás una altar de grabación y un checkpoint, Turok arribó a otro
santuario (más flechas escondidas) protegido por un nuevo regimiento de comandos mutantes.
El
siguiente camino, situado entre una gran precipicio, casi estuvo a punto de acabar con la vida de nuestro valiente cazador,
pues dos gigantescos purlins se materializaron delante y detrás de él, agitando los brazos como si de gigantescos molinos
se tratara, con la sana intención de empujarlo al abismo. Superado esto, visualizó una cuesta que se perdía a las alturas.
SECRETO:
El camino de la izquierda de la rampa lleva a una cueva que contiene energía y municiones.
La
empinada cuesta terminaba en un hermoso pasadizo en el que dos estatuas parecían dar la bienvenida. Escaló una gran pared
y arribó a un nuevo templo, donde pisó una baldosa que sobresalía. Más abajo, saltó hacia una plataforma con un enemigo. Un
nuevo descenso hacia cuatro extraños pilares y, tal como suponía, se hizo con otro codiciado objeto: una pieza del Chronoscepter.
Turok
siguió bajando, hasta alcanzar el nivel de las estatuas. Llegó así hasta dos pozos gemelos, que escondían nuevas mejoras.
SECRETO:
El abismo situado cerca del pozo de la derecha esconde un camino de troncos al final del cual se encuentra una mochila repleta
de municiones y una sala secreta.
Continuó
por el sendero que se abría en el centro de los pozos; cerca de un triángulo rosa, había una nueva plataforma escondida tras
la copa de un gran árbol. Desde allí partía la senda a otra llave del nivel 4. Volvió al lugar donde estaba, dejó atrás la
plataforma del árbol que acababa de saltar, y subió por una cuesta custodiada por más soldados, hacia un altar de grabación.
El camino sembrado de iconos dorados lo llevó hasta un gran espacio abierto en donde un alud de rocas ponía en peligro la
existencia de todos los presentes.
SECRETO:
En el templo cercano hay una losa verde que abre un panel donde se guarda una armadura.
Al
lado del templo un puente hecho con cuerdas se suspendía, inseguro, en el vacío. Llevaba hasta una cueva fácilmente superable
con ayuda del automapa. Continuó avanzando hasta localizar dos grandes pozos, el segundo de los cuales desembocaba en más
cuevas subterráneas plagadas de leapers. La salida encaminaba hacia el Portal que daba por concluido el nivel. Antes de atravesarlo,
Turok torció por el sendero de la derecha, y se apropió de una llave del nivel 5.
El
Portal lo llevó al Recinto sagrado, donde introdujo las llaves que había encontrado. El tercer desafío se hallaba frente a
él.
FASE 3 - LA CIUDAD ANTIGUA.
Unas
enormes montañas lisas saludaban al guerrero, en las entrañas de un esplendoroso valle. Allí estaba la ciudad perdida de una
civilización ya extinguida, que ahora daba cobijo a las hordas de Campaigner. Las grandes escaleras dejaron al descubierto
los primeros edificios, alrededor de una gran piscina artificial.
El
guerrero se introdujo en ella y siguió el rastro de oro, hasta que llegó a otras escaleras. Unos extraños esqueletos que lanzaban
dardos envenenados custodiaban el lugar, pero su habilidad innata con las armas y la rapidez de sus piernas permitieron al
cazador alcanzar el primer checkpoint. La ciudad era un recinto inmenso compuesto por varias terrazas que se iban elevando
cada vez más.
SECRETO:
Una de las piscinas esconde una gran sala oculta con una mochila.
Al
cabo de un rato, arribó a nueva explanada cubierta de templos. Muchos de ellos estaban protegidos por purlins. Al morir éstos,
abrían las puertas para acceder al interior. Así fue como halló un altar de grabación y un teletransporte, conectado con el
techo del edificio. Siguiendo el rastro de los iconos de oro, saltó a la cornisa del templo contiguo, y se apropió de una
llave del nivel 4.
Le
llamó la atención una especie de gran pared a la que se llegaba a través de un sendero custodiado por seis bellos árboles.
Escaló el que estaba situado a la izquierda, casi pegado al muro, y desde allí saltó hasta una baldosa móvil. Ésta abrió la
gran pared situada entre los árboles, dejando al descubierto una entrada. Turok se introdujo en las tinieblas sobrecogedoras,
hasta que alcanzó una encrucijada.
A
la izquierda y a la derecha había sendos pozos cargados de bonus, y al frente, un checkpoint. Se encaminó a la derecha y encontró,
en una esquina, un pequeño pasadizo acuático que llevaba hasta el interior del gran templo de la ciudad. Allí se deshizo de
un purlin con lanzallamas y pisó una baldosa para salir. De nuevo en la encrucijada, traspasó el checkpoint y el teletransporte
que conectaba con una llave del nivel 5.
El
templo se perdía en las entrañas de la tierra, así que fue bajando hasta toparse con una enorme plataforma que flotaba en
la inmensidad de lo desconocido. Turok saltó hacia ella, y se encontró con varios transportadores estratégicamente colocados.
EL
PRIMER "BOSS".
Siempre
que cruzaba el resplandor de luz necesitaba unas décimas de segundos para descubrir donde había aparecido, pero esta vez apenas
tuvo tiempo para ello, pues tras pulsar un botón tuvo que dar marcha atrás y traspasar la barrera recién abierta, antes de
que se volviese a cerrar. Más teletransportes y, de nuevo, un gran templo.
SECRETO:
Alrededor del recinto hay cuevas con puntos regeneradores de vida.
En
lo alto de santuario partía una senda con un precipicio a su derecha. Pisó los botones que subían pilares que le permitían
seguir avanzando, y llegó hasta una rampa.
SECRETO:
Al mirar abajo, cerca de la rampa, hay una columna con un icono rosa que da acceso a un edificio con más "power.ups".
En
la cima de la cuesta le esperaban un buen puñado de traicioneras trampas de espinos, otro botón, y un altar de grabación.
También, uno de los mayores desafíos de su aventura: un mar de diminutas columnas a las que debía saltar, para alcanzar, si
seguía todo recto el Portal de salida. Así lo hizo pero, al llegar a la última columna, en vez de saltar al edificio torció
a la izquierda, brincando de columna en columna, que poco a poco perdían altura.
Turok
echó un vistazo alrededor y, justo antes de torcer a la derecha, vio una pared que podía escalar. Saltó desde la columna;
sus potentes brazos obtuvieron como recompensa una pieza del Chronoscepter. El Portal, en contra de lo que había imaginado,
no lo llevó hasta el Recinto Sagrado, sino que se materializó en un anfiteatro, iluminado por una columna de luz situada en
el centro. Desde allí emergió el primero de los lugartenientes de Campaigner. Estaba custodiado por dos todo terrenos blindados
que disparaban cohetes. Esto comenzaba a ponerse interesante.
Turok
se deshizo de ellos, cuidando de no ponerse delante de sus focos, y mantuvo una encarnizada pelea con el mercenario. Fue un
combate agónico, pero salió victorioso. Como premio, obtuvo un rifle de pulsos y una llave del nivel 5. Agotado por el cansancio,
presentía que aún quedaba un largo camino por recorrer.
FASE 4 - LAS RUINAS.
La
gran ciudad daba paso a un conjunto de edificaciones derruidas. Turok no fue hacia ellas, sino que se escurrió por detrás
del Portal y se sumergió en un complejo de cavernas, camino de un puente de troncos y un checkpoint. Continuó por este estrecho
pasaje, saltando de madero en madero, hasta que llegó a un teletransporte.
SECRETO:
En mitad del recorrido, hay una pared escalable. Una vez arriba, el camino termina en un precipicio adornado con dos árboles.
Desde uno de ellos, al mirar hacia abajo, es posible saltar para recoger el lanzagranadas.
El
sendero le llevó hasta una llave del nivel 8, arribando de nuevo al Portal de salida. Las Ruinas era su único camino, custodiadas
por nuevos enemigos, como el dinosaurio con pinchos, o un terrorífico brujo situado en lo alto de una columna. Cuando, con
gran esfuerzo, se deshizo de él, escaló los jarrones encendidos y se colocó en su pilar, que abrió una barrera. Al final de
la cuesta llegó hasta un laberinto enrejado y entró en un templo, refugio de una llave del nivel 6, protegida por rocas colgantes.
Turok volvió sobre sus pasos y regresó al lugar donde había abatido al brujo.
SECRETO:
Al subir la cuesta, a la derecha, hay una pared escalable con "power.ups".
El
centro de las ruinas desembocaban en otro enorme templo, en cuyas alturas un enjambre de dinosaurios protegía un altar de
grabación.
SECRETO:
Al lado de un icono rosa, enfrente del altar, hay un camino invisible formado por luces que lleva hasta otro lanzagranadas.
También las paredes derruidas pueden ser escaladas, para obtener munición y puntos de vida.
Turok
descendió al nivel del suelo y buscó otro brujo, cuya aniquilación abrió otra puerta de madera. Al otro lado se escondían
ocho teletransportes. De momento, no activó ninguno. Siguió explorando los alrededores, y pulsó tres baldosas que elevaban
el mismo número de inalcanzables pilares.
SECRETO:
En la cima de estas columnas se esconden armaduras y bonificaciones. Sólo pueden cogerse utilizando transportadores. El primero
se alcanza al subir por la pared de un edificio en ruinas, cerca del puente de luz. El segundo está en la cima de un muro
escalable, en el lago de lava. El tercero se accede a través de otra pared en ruinas, en el circulo de teletransportes.
Siete
de los ocho teletransportes comunicaban con el pozo de lava, pero sólo uno, el situado en el oeste, mirando desde la barrera
de madera, llevaba a una piscina y a una sala d e enormes columnas. Éste era un lugar bastante extraño pues, tras traspasar
un pasillo infectado de lenguas de fuego, Turok arribó a unas enormes cataratas, escalables por medio de una rampa que ascendía
dando vueltas alrededor.
En
la cima saltó a una plataforma que lo llevó hasta otra pieza del Chronoscepter. Pronto estaría completa y, entonces, aquella
panda de indeseables iban a saber lo que es bueno. Regresó por donde había venido, hasta una sala con cuatro botones que elevaban
igual número de columnas. Debía activarlos muy rápido y saltar sobre los pilares para alcanzar una estancia situada en lo
alto. Ésta desembocaba en una columna de agua que se mantenía en el aire, por algún poder mágico. Nadó hasta arriba y saltó
hacia la derecha, para alcanzar una plataforma.
Después
superó la nutrida sala de columnas y llegó hasta el ansiado Portal de salida, en medio de una isla de lava. Al igual que en
otras ocasiones, no fue directamente hacia él, sino que se dio la vuelta y regresó a las ruinas. Sin despegar la mano izquierda
del muro que rodeaba la explanada halló un pequeño camino que llevaba hasta una baldosa protegida por varias estatuas.
Éstas
cobraron vida y atacaron a Turok, pero no había llegado tan lejos para dejarse atrapar en el último momento. Una llave del
nivel 6 se encontraba en las cercanías; el último objeto del lugar, así que regresó al Portal, en busca de otro nuevo destino.
FASE 5 - LAS CATACUMBAS.
A
medida que iba dejando atrás tantos peligros, otros aún más tenebrosos se extendían a su alrededor. Enfrente de él, abrían
sus bocas pútridas las catacumbas, plagadas de trampas y laberintos.
Turok
se adentro en su interior. Bajó las escaleras y dejó atrás un pasillo con dos pulsadores en el suelo, que no pisó. Continuó
hacia la izquierda, después hacia la derecha, hasta recoger un icono rosa cerca de un nuevo pulsador. Atravesó una pequeña
balsa de agua repleta de leapers y subió otras escaleras.
SECRETO:
Cerca de aquí hay una pared con salientes, que se puede escalar para alcanzar una mochila. Al caer, es posible aterrizar en
otro saliente, donde se guarda, a la izquierda, una ametralladora.
Al
lado de la escalera se topó por casualidad con un pequeño túnel, con forma de ratonera, por el que se introdujo. Muy próximo
a la salida, hacia la izquierda, había otro, bifurcándose en varios entramados. Superó las encrucijadas con el siguiente recorrido:
adelante, derecha, izda. y derecha, y se hizo con otro pedazo del Chronoscepter. Después regresó a las baldosas que no había
pisado, al principio de las catacumbas, y activó una de ellas. El pasadizo recién descubierto daba paso a un brujo cuya muerte
significó la abertura de una nueva entrada.
Ésta
terminaba en dos salas comunicadas por unos puentes de madera en cuyo techo unas cuchillas colgantes amenazaban con cortar
el cuello a cualquier aventurero despistado. Turok los atravesó sin vacilación y así obtuvo una llave del nivel 8. Algo más
animado, regresó a la sala inicial de los pulsadores, y se introdujo por la otra puerta.
Le
llamó la atención un botón que abría una puerta en forma de rodillo. Continuó por el pasadizo, a través del pasillo principal,
y se enfrentó a un brujo, junto a dos escaleras en bajada. Cogió la de la derecha y siguió avanzado por una estrecha cornisa
que daba a una gran puerta.
Escaló
la pared de la sala contigua y encontró un ansiado altar de grabación. Desde allí saltó a un teletransporte. Éste llevaba
a una bonita sala dividida en cuatro balcones, con un lago en el centro. Cada balcón disponía de un botón, que hacia subir
un pilar dentro del lago. Cuando todos estuviesen activados, se podía saltar a la entrada que se encontraba en lo alto. Igualmente,
en cada esquina de la sala había pulsadores que abrían el camino a cada uno de los balcones. Lo único que hacia falta era
utilizar el mapa para recorrer todos los caminos, pulsar todos los botones y visitar todos los balcones.
SECRETO:
Un pasillo estrecho protegido por cuchillas rodantes esconde un lanzador de granadas.
Uno
de los pulsadores más escondidos se hallaba cerca de dos pasillos paralelos con más botones que abrían un pasadizo a las profundidades,
donde se encontraban ingentes cantidades de munición. Cerca de allí, enormes purlins rompían las paredes y atacaban a nuestro
intrépido cazador. Una de estas paredes destrozadas reveló un pasadizo por el que, siguiendo las desviaciones a la izquierda,
localizó uno de los interruptores que despejaba el camino al último de los balcones.
Cuando
la operación estuvo completada, volvió a la sala del lago y saltó de columna en columna, hasta un checkpoint y unas cuevas
coronadas por un teletransporte. Apareció en un gran espacio abierto. Ascendió todo lo que pudo hasta una gran columna dentro
de una gran lago, donde se guardaba una llave del nivel 6.
Desde
tan imponente altura saltó a un pilar con un icono rosa, activando un mecanismo que hizo desaparecer el agua. Siguió por el
pasadizo recién abierto hasta un pozo en el que se sumergió. Allí, muy cerca, se asomaba el ansiado Portal pero, tal como
le había ocurrido una vez, no conectaba con el Recinto Sagrado, sino con la guarida de una mantis gigante, guardiana de una
llave del nivel 8.
Turok
tuvo que concentrar todas sus fuerzas, esquivando los escupitajos de ácido y bombardeando al insecto con su armamento pesado.
Las bonificaciones situadas en los bordes de la sala fueron esenciales para terminar con el monstruo. El camino hacia siguiente
nivel estaba despejado.
FASE 6 - LA VILLA ARBÓREA.
El
ambiente opresivo y la humedad de las catacumbas dejó paso a unas bucólicas montañas y un aire, al menos, respirable.
SECRETO:
Detrás del Portal, a la izquierda, hay una plataforma con un Minigun.
Turok
dejó atrás los primeros metros de maleza y arribó a un checkpoint. El paisaje estaba compuesto por enormes plataformas suspendidas
en el aire a las que sólo se podía llegar saltando de unas a otras, o a través de los consabidos puentes de troncos. El indio
fue así descendiendo hasta llegar a un teletransporte dentro de un agujero. Siguió recorriendo las cuevas -con habitación
secreta incluida y alcanzó un caudaloso río. El saludable baño, interrumpido sólo por los disparos de los molestos aliens,
le llevó hasta unas cascadas.
SECRETO:
Cerca del final del caudal, en el fondo, hay un estrecho pasaje que esconde el arma alíen. Al final del viaje saltó a la orilla
y reservó fuerzas en el altar de grabación. No parecía haber ninguna salida por los alrededores, salvo un gigantesco árbol
que hundía sus raíces en la misma orilla del río.
Precisamente,
buceando alrededor Turok encontró un agujero hacia el centro del tronco, donde se camuflaba un ascensor. Poco a poco, a través
de unos rudimentarios puentes, el cazador fue ganando altura, hasta arribar a una plataforma protegida por sus viejos amigos,
los purlins.
SECRETO:
En la parte derecha de la plataforma se puede saltar hacia una cornisa con puntos de oro y otra arma alíen.
Turok
siguió el puente. Llegó a un checkpoint y a un cruce de caminos. La pasarela de la derecha llevaba hasta la ansiada llave
del nivel 7; la de enfrente, hacia un montón de bonificaciones; la de la izquierda, la última que tomó, hasta unos pilares
que iban subiendo a medida que avanzaba.
Un
nuevo descenso por un agujero, y enseguida encontró un nuevo altar de grabación y un teletransporte. La gran bajada terminaba
en una villa repleta de soldados y dinosaurios cada vez más armados. Tras superar una emboscada de purlins, dejó atrás otro
checkpoint, una villa y, hacia la derecha, en subida, otro altar de grabación.
La
cueva que le daba cobijo terminaba en un angosto puente de cuerdas, que se abría hacia el abismo. Antes de cruzarlo, Turok
se situó al principio y torció la cabeza hacia la izquierda: divisó una cornisa de apenas unos centímetros, suficientes para
alcanzar la cueva que se abría más allá. Ese era el peligroso camino que llevaba a otra llave del nivel 7.
Desde
la plataforma de la llave pudo saltar el puente derruido y volver a la villa, donde repitió el camino que le llevó al puente
sobre el abismo, desde el que había partido en busca de la llave. Éste terminaba en un nuevo conjunto de chozas; la más grande,
cobijaba otro teletransporte.
SECRETO:
Detrás de esta cabaña hay un pilar con un icono rosa, desde donde se accede a unas cuevas con una habitación secreta y un
teletransporte que comunica con el lanzador de cohetes cuádruple.
SECRETO:
Si te dejas caer por la abertura que hay enfrente de la salida del teletransporte de la cabaña, podrás recuperar toda la salud.
El
camino se terminaba en una nueva plataforma con una barrera. El indio pudo abrirla al acabar con los brujos que rondaban por
allí. Su ubicación no era un simple capricho, pues guardaba la tercera y última llave del nivel 7. Ya sólo tuvo que descender
hacia unos grandes edificios, para alcanzar el Portal de salida.
Como
siempre, antes de traspasarlo, exploró la zona situada detrás, a la izquierda, para localizar una cornisa donde reposaba otra
pieza del ansiado Chronoscepter.
FASE 7 - LA TIERRA PERDIDA.
Las
fuerzas de Turok iban debilitándose con cada ataque de los enemigos, cada vez más fieros y mejor armados, pero no podía rendirse
ahora que ya casi podía oler el aliento pútrido de Campaigner.
Una
cuevas protegidas por una planta carnívora dieron la bienvenida al indio, en el nivel 7. El camino llevaba hasta unas columnas
que se perdían en el cielo. Turok las subió una a una, hacia un camino formado por iconos dorados que terminaba en un checkpoint
protegido por el más terrible enemigo con el que, hasta el momento, se había enfrentado: ¡un Triceratops!
El
jinete que lo dominaba disponía de dos lanzacohetes, así que el cazador tuvo que dar vueltas a su alrededor, evitando los
cuernos, para acabar con él. El susto casi le había echo estallar el corazón, pero no tenía tiempo para lamentaciones: pisoteó
otro pulsador al borde del barranco, para abrir una pared deslizante, y se introdujo por la nueva abertura. Ésta parecía ser
la morada de varios brujos, custodios de unas plataformas flotantes, camino de los pozos de lava.
SECRETO:
Uno de los pozos no burbujea; en su interior, se esconde el apocalíptico cañón de fusión.
De
nuevo, una indicación en forma de hilera de iconos dorados le marcó el camino a seguir. Alcanzó un checkpoint, ascendió a
través del puente que lo rodeaba, y arribó hasta otros pozos de lava. Las trampas favoritas de su archienemigo eran, sin duda,
las columnas móviles, tal como estaba a punto de comprobar. Saltó hasta la tercera o la cuarta pero, en vez de seguir ascendiendo,
se lanzó a una plataforma que había a su izquierda. Allí cerca reposaba otras de las piezas del Chronoscepter.
SECRETO:
En varias cornisas debajo del arma hay municiones y puntos de vida.
Regresó
a las columnas móviles y, esta vez si, alcanzó la cima, destruyendo a todo tipo de molestos enemigos que iban elevando nuevos
pilares. Arriba del todo se hallaba una llave del nivel 8, junto a un teletransporte y un altar de grabación.
Tras
escalar una pared, se deshizo de unos gigantescos gusanos de arena. Al morir, iban formado una escalera en la roca. Se introdujo
en varios teletransportes y localizó un gran precipicio superable si se dejaba caer por la inevitable columna de iconos dorados.
Tan
sólo había recorrido unos cuantos cientos de metros, cuando descubrió que casi había alcanzado su objetivo: ante él, se elevaba
un esplendoroso edificio alienígena. Éste se hallaba protegido por robots armados con cohetes y ametralladoras. Llamó su atención
un extraño cubo rodeado por iconos dorados.
Cerca,
había una baldosa móvil que lo hacia descender, liberando el pasadizo hacia una llave del nivel 8. Tan sólo dos teletransportes,
un puente, unas plataformas flotantes, y una cascada, separaban a Turok del Portal de Salida.
SECRETO:
De espaldas al segundo teletransporte se encuentra el rayo congelador, junto a otras armas.
SECRETO:
El botón que aparece en el camino baja un ascensor que puede alcanzarse si se sube cualquiera de las rampas contiguas rápidamente.
FASE 8 - LA CONFRONTACIÓN FINAL.
La
última llave del nivel 8 abrió la cerradura en el Recinto Sagrado. La recepción no pudo ser más acogedora: dos triceratops
estuvieron a punto de acabar con su aventura. Estos enormes dinosaurios daban paso a la entrada de la fortaleza de Campaigner,
accesible a través de una cueva protegida por un robot.
SECRETO:
Nada más acabar con los dichosos triceratops, es posible explorar los bordes del abismo, que ocultan plataformas con "power-ups".
La
base era un laberinto de corredizos así que, nada más entrar, siguió la ruta derecha, derecha, izquierda e izquierda hasta
arribar a un checkpoint. Recorrió los intrincados pasillos, traspasando la puerta del Sector 2 y la entrada Lift Access 2,
donde se escondía un extraño teletransporte.
Más
allá de las puertas automáticas dejó atrás varias cuevas y abrió una puerta de hierro apretando un pulsador. Continuó avanzando
hasta que el suelo desapareció bajo sus pies, aterrizando en un nivel inferior.
La
base estaba instalada en el interior de un volcán, así que no se extrañó lo más mínimo cuando arribó a una cueva de proporciones
desmesuradas, en cuyo centro reposaba un lago de magma con varias plataformas.
SECRETO:
A la derecha de la entrada se puede divisar una base en la lava, a la que se puede descender. Desde ahí,varios saltos entre
plataformas llevan a un ascensor en el centro de la lava, repleto de puntos de vida y valiosas flechas.
Turok
se deslizó por el camino suspendido en el lateral de la caverna, superando otra trampa, un checkpoint y varias trampas en
el suelo. Llegó así hasta otro espacio abierto, a cuya plataforma central arribó gracias a un ágil salto. Tuvo que reducir
a dos purlins para alcanzar un teletransporte. Allí muy cerca, un ascensor llevaba hasta un altar de grabación, junto a una
rampa que descendía hasta las alcantarillas.
Superó
un pozo de lodo habitado por un gigantesco cangrejo viscoso, torció a la izquierda, dejó atrás otro habitáculo similar, preámbulo
de un espacio abierto decorado con un gran balcón. Se dejó caer, guiándose por otro rastro de iconos dorados, y aterrizó en
una cornisa donde había un teletransporte. No tardó mucho tiempo en arribar hasta una zona con gravedad cero. Una gran sala
con varios ascensores antigravedad se interponía en su camino.
Comenzando
por el de la derecha, fue subiendo por estos ascensores hasta llegar al techo, refugio de un altar de grabación. Un nuevo
ascensor daba paso a otra encrucijada protegida por un robot. Siguió de frente y utilizó el mapa para superar otra zona laberíntica,
en cuyo centro había una sala de grandes bloques. Otro ascensor comunicaba con dos salones abiertos repletos de enemigos,
al final de lo cuales una sala con un gran agujero era el último obstáculo hacia... ¡el Tiranosaurio Rex!.
MOMENTOS
DELICADOS.
Este
impresionante monstruo era un verdadero arsenal móvil. No sólo provocaba pequeños terremotos con sus patas, sino que también
era capaz de lanzar rayos láser, chorros de fuego y un sinfín de proyectiles. La única posibilidad de sobrevivir consistía
en dar vueltas y vueltas a su alrededor, esquivando su aterradora mirada.
Turok
utilizó todas las armas explosivas contra él, reservando para el final el cañón de pulsos. Tras unos minutos de muy intensa
lucha, el enorme dinosaurio cayó abatido a sus pies, revelando la última pieza del Chronoscepter. ¡Ahora podía enfrentarse
al Campaigner de igual a igual!.
Un
largo pasillo que contenía todas las armas que había utilizado en su aventura le separaba de su archienemigo. Con el arsenal
repleto, ambos se encontraron frente a frente. ¡Sin duda, iba a pagar la larga caminata que le había hecho dar!.
Turok
comenzó la batalla con las flechas explosivas, debilitando a su rival con el resto de armas más potentes, hasta utilizó el
Chronoscepter. Los tres certeros disparos fueron suficientes para hacerle morder el polvo. El cazador apenas tuvo tiempo de
abandonar rápidamente el lugar, mientras la fortaleza explotaba detrás de él.
Totalmente
extenuado, contempló su cuchillo clavado en la tierra, mientras meditaba sobre el gran futuro de los dinosaurios. ¿Habría
acabado definitivamente con ellos?. Al cerrar los ojos, un ensordecedor rugido inundó el valle donde reposaba.
Muy
en el fondo de su corazón, intuía que aquella aventura no era más que el principio de otras mucho más grandes, que aún estaban
por llegar...